Gustave Flaubert (Madame Bovary)
Dec. 11th, 2014 01:28 pm-Ya sé lo que es eso –decía, dándole palmaditas en el hombro–, yo también he pasado por ese trance. Cuando perdí a mi pobre difunta, me iba por los campos para estar solo, caía al pie de un árbol, lloraba, invocaba a Dios, le decía tonterías; hubiera querido estar como los topos , que veía colgados de las ramas con el vientre corroído por los gusanos, muerto, en una palabra. Y cuando pensaba que otros en aquel momento estaban estrechando a sus buenas mujercitas, golpeaba fuertemente con mi bastón, estaba como loco, ya no comía; la sola idea de ir al café puede creerme, me asqueaba. Pues bien, muy suavemente, un día tras otro, primavera tras invierno y otoño tras verano, aquello se fue pasando brizna a brizna, migaja a migaja; aquello se fue, desapareció, bajó, es un decir, pues siempre queda algo en el fondo, como quien dice... un peso aquí, en el pecho. Pero como es el destino de todos, no hay que dejarse decaer y, porque otros hayan muerto, querer morir... Hay que reanimarse, señor Bovary; ¡eso le pasará! Venga a vernos; mi hija piensa en usted de vez en cuando, ya lo sabe usted..., y ella dice, ya lo sabe también, que usted la olvida. Pronto llegará la primavera; iremos a tirar a los conejos para que se distraiga un poco.