(no subject)
Dec. 11th, 2011 03:57 am![[personal profile]](https://www.dreamwidth.org/img/silk/identity/user.png)
Número:8/100.
Título:El ingreso
Crossover:Death note/Revolutionary girl Utena.
Claim:Wedy/Aiber,menciones de Utena y Akio.
Extensión:470 palabras aprox.
Fragmento:Nunca dejó de admirar de lejos los modales de la Novia de la Rosa, tan atractiva en su papel de seducción hacia los miembros del Consejo Estudiantil, al punto de enloquecer al extremo de la posesividad suicida a más de uno.
Rating: T.
Prompt:001.Hamaca.Tabla de infancia.Fandom insano.
Wedy fue a estudiar a un instituto internado para señoritas de la realeza (aunque estaba pensada para miembros de la estirpe japonesa, se las ingenió su padre para acomodarla entre el listado de pasantes).
Cuando tenía quince años, su madre se había preparado para un largo viaje y no se sentía en condiciones de cargar con su vástago mayor por más del tiempo ínfimo.
Así fue como abandonó Occidente y permaneció en esa peculiar institución, evitando los avances del subdirector (Que insistía en perseguirla para que aprendiera esgrima y se batiera a duelo con una lesbiana, a fin de robarle su también peculiar prometida) y planeando su primer escapada a Egipto.
Porque ese hombre no era nada bueno. Ya estaba prometido a una buena mujer, de eso no podía discutirse, mas allá de que le sonriera mucho y pensara que sus guantes que no dejaban huellas digitales fueran algo sensacional.
Mary no tenía ningún honor que resguardar, no con una madre como la suya, que es ejemplo de podredumbre en el alma y reune las impías delicias del cuerpo de más de un hombre joven. Sin embargo, su máscara de Wedy se cuidaba en aparentar, justo como años más tarde sucedería con Aiber.
Wedy se hizo amiga de inmediato de Nanami, una de las chicas más populares y de familia real mejor acomodada de esa escuela. Se unió al club de esgrima y apretó los labios, enfadada con Mary por haber perdido ante las talentosas maniobras de su presidente. Aprendió el arte y artificio del oligami y envió fotografías de sus mejores motivos a su madre, en España a esas alturas.
Nunca dejó de admirar de lejos los modales de la Novia de la Rosa, tan atractiva en su papel de seducción hacia los miembros del Consejo Estudiantil, al punto de enloquecer al extremo de la posesividad suicida a más de uno.
No faltaban mujeres celosas, claro, pero Mary era más orgullosa de otros aspectos menos vanos de su personalidad, a pesar de que Wedy se sonrió más de una vez por una broma pronunciada por abiertas enemigas de Himemiya, en el vestuario repleto de calor perfumado.
Se hubiera quedado de no haberle parecido el momento y lugar ideal para un asalto de joyas, dado que las intrigas con respecto a su persona tenían como objetivo el Fin del Mundo y no un cuidado más bien lógico de esos monstruos de oro y plata que las jovencitas llevaban atados a los largos cuellos de cisne.
Su madre no estuvo en casa para reprenderla. Su padre la llamó Princesa Ladrona, acariciándole los cabellos, extremadamente suaves gracias a las reiteradas visitas al spa que hizo con las otras muchachas. Eso era el mundo real y Wedy ya tenía cabida ahí, así que su propia batalla estaba librada y ganada. Por el momento.
Título:El ingreso
Crossover:Death note/Revolutionary girl Utena.
Claim:Wedy/Aiber,menciones de Utena y Akio.
Extensión:470 palabras aprox.
Fragmento:Nunca dejó de admirar de lejos los modales de la Novia de la Rosa, tan atractiva en su papel de seducción hacia los miembros del Consejo Estudiantil, al punto de enloquecer al extremo de la posesividad suicida a más de uno.
Rating: T.
Prompt:001.Hamaca.Tabla de infancia.Fandom insano.
Wedy fue a estudiar a un instituto internado para señoritas de la realeza (aunque estaba pensada para miembros de la estirpe japonesa, se las ingenió su padre para acomodarla entre el listado de pasantes).
Cuando tenía quince años, su madre se había preparado para un largo viaje y no se sentía en condiciones de cargar con su vástago mayor por más del tiempo ínfimo.
Así fue como abandonó Occidente y permaneció en esa peculiar institución, evitando los avances del subdirector (Que insistía en perseguirla para que aprendiera esgrima y se batiera a duelo con una lesbiana, a fin de robarle su también peculiar prometida) y planeando su primer escapada a Egipto.
Porque ese hombre no era nada bueno. Ya estaba prometido a una buena mujer, de eso no podía discutirse, mas allá de que le sonriera mucho y pensara que sus guantes que no dejaban huellas digitales fueran algo sensacional.
Mary no tenía ningún honor que resguardar, no con una madre como la suya, que es ejemplo de podredumbre en el alma y reune las impías delicias del cuerpo de más de un hombre joven. Sin embargo, su máscara de Wedy se cuidaba en aparentar, justo como años más tarde sucedería con Aiber.
Wedy se hizo amiga de inmediato de Nanami, una de las chicas más populares y de familia real mejor acomodada de esa escuela. Se unió al club de esgrima y apretó los labios, enfadada con Mary por haber perdido ante las talentosas maniobras de su presidente. Aprendió el arte y artificio del oligami y envió fotografías de sus mejores motivos a su madre, en España a esas alturas.
Nunca dejó de admirar de lejos los modales de la Novia de la Rosa, tan atractiva en su papel de seducción hacia los miembros del Consejo Estudiantil, al punto de enloquecer al extremo de la posesividad suicida a más de uno.
No faltaban mujeres celosas, claro, pero Mary era más orgullosa de otros aspectos menos vanos de su personalidad, a pesar de que Wedy se sonrió más de una vez por una broma pronunciada por abiertas enemigas de Himemiya, en el vestuario repleto de calor perfumado.
Se hubiera quedado de no haberle parecido el momento y lugar ideal para un asalto de joyas, dado que las intrigas con respecto a su persona tenían como objetivo el Fin del Mundo y no un cuidado más bien lógico de esos monstruos de oro y plata que las jovencitas llevaban atados a los largos cuellos de cisne.
Su madre no estuvo en casa para reprenderla. Su padre la llamó Princesa Ladrona, acariciándole los cabellos, extremadamente suaves gracias a las reiteradas visitas al spa que hizo con las otras muchachas. Eso era el mundo real y Wedy ya tenía cabida ahí, así que su propia batalla estaba librada y ganada. Por el momento.