thecatintherye: (Glass hole)
[personal profile] thecatintherye

8.Bailo en una distancia lejana, brillando aún en mi soledad.

*

*

*
Y digo gracias

*

*

*

Cuando era más chica pensaba: listo, me caso con vos y no importa si me recibo, si me corto las venas, si lloro todos los días, si bebo hasta morirme o me drogo con lo que vos me regalás, con tu piel y con las otras cosas que deben haber venido en mulas humanas desde Colombia. Total, vos me querés igual. Vos me querés y no me ves, salvo que yo le sonría a alguien que no seas vos o me sirva una copa con esa persona o qué sé yo, le dé la razón cuando no haya por qué dársela, si sos vos la exitosa, la que me da absolutamente todo, la que salió de donde nacimos mucho mejor que yo y que nadie que yo conozca.

Pensaba eso. O no pensaba en absoluto. Me doy cuenta.

Y no te odio. En serio, para nada. Nadie volvió a hacerme ver lo que vos me hacías ver. Soy demasiado inteligente para ser bonita, esa frase de Valenzuela te encantaba para definirme y nunca te paraste a pensar en que era la de un hombre machista para con su querida, a la que no respetaba. Para vos era darme poesía que no merecía y la que debía agradecer.

Pero vos me hacías sentir adentro de una porno. Y lo agradezco.

Por lo que te costó, supongo. Nací en una familia humilde, por eso digo gracias.

Doy gracias por las cuatro horas seguidas de orgasmos en los hoteles gay friendly a los que me llevaste. Por las cenas a las que fuimos, las obras de teatro y los museos de arte contemporáneo que no terminé de entender. Por los trabajos temporales que me diste, por las cocinas en las que trabajé, los platos que serví y los que preparé. Por las veces las que nos reímos juntas y cuánto te quise entonces.

Pero más quise que fueras solamente mía.

Y tuve que compartirte siempre. Con chicas, con chicos, con hombres, mujeres y hasta perros. Porque abrías las piernas al son de tu reputada mente.

Y yo me tragaba las agujas de tus promesas rotas de un día para el otro, así como me devoraba con delicia los jugos de tu cuerpo y buscaba que lamieras los míos.

No volví a estar así de satisfecha sexualmente por años. Es simple: me buscaban chicas heterosexuales inseguras. Algunas vírgenes, demasiado tontas para ir sin más por sus pretendientes sin experiencias que contar, otras solamente dañadas, que preferían poner la vista borrosa y pensar en sus queridos mientras que yo me bebía sus deseos sin consumar.

Doy gracias también por esta venida rápida que te he provocado cuando te pedí que me trajeras acá. Y después de burlarme de mi amiga, la que dice que se hace la difícil en los telos, te pedí que pararas, llorando. Porque estoy hormonada, premenstrual e insegura.

Porque seguro que el mes que viene voy a tener embarazo psicológico con llanto crónico, como cuando te dejé la última vez.

Porque ya no soy tan chica. Cuando me veo en el espejo, ya no me encuentro con la adolescente fea que no merecía los afectos de nadie, ni tenía fuerza suficiente para prodigar ninguno. Hay ahí una mujer. Una mujer loca, misteriosa, en la que no termino de confiar. Pero una mujer.

A vos no te veo mujer todavía. Sos la que me venía a buscar a mi casa después de la escuela o antes para que nos rateáramos juntas. Solamente te falta el uniforme. Por encima de la piel.

(¿No es costumbre tuya decir que fueron grandes años y que no te molestaría volver a ellos, a los preceptores que nos seguían y a los recelos de los profesores que nos reconocían como lo que éramos, juntas, sin decirlo?)

Enloquecida de deseo dejé que metieras tus dedos dentro de mí. Como gusanos corrompiéndome, como cuchillos cortándome. Pero no me beses abajo. Tampoco en los labios. Se terminó cuando te devolví el favor, por una cuestión más de consideraciones que de calores. Más de una chica heterosexual de clóset me dejó ardiendo y llorando, quedándose dormida después de que yo la bebiera.

Es todo. Y te lo agradezco. Lo siento mucho si pagaste por tres horas, fueron menos de veinte minutos y nadie vaya a devolvértelo. Pero no quiero nada más y hasta esto me hace sentir sucia. Estoy enojada conmigo misma. Y tu actitud no ayuda. Sos peor que un chabón.

Tampoco te dije que la pasara mal. No me gusta lo que esto me hace. No me gusta lo que esto te hace. De no haber tenido esta idea, aguijoneada por mis debilidades, en un impulso que secundaste, todavía podríamos tomar café como amigas.

Y una parte mía, la más histérica, te culpa por no leerme, por no preocuparte como yo lo haría por alguien a quien quisiera. Por no decirme que no, porque ya sabemos cómo termina, lo que podemos ser y lo que ciertamente no. Tenés complejo de héroe. Y para vos, siempre podés cambiar el futuro, mejorarlo.

Y si yo no cedo a eso...entonces se te notan las ganas de pegarme como le pegabas a tu novio.

En tu mente ves lo que querés ver y me imaginás a través de tu filtro de una manera que me da terror cuando no asco, por vos y por mí.

Te burlás de mí, me levantás la ropa como un violador y me recordás que me gusta esto, que me conozco todos los telos de esta zona y no por ir con vos. Que yo no amo a nadie y me hago la difícil con quien que me trata bien. Que me gusta.

Yo me pongo a llorar y en eso te diferenciás de más de un hombre con el que estuve. Sabés que tus besos no son un consuelo. Pero igual no querés darlos: te estoy irritando. He conseguido matar tu deseo.

Así que te vestís de nuevo, sin mirarme, refunfuñando por lo bajo, mientras que yo me tapo con las sábanas, escuchando que es mi culpa por no saber ser tu amiga.

Pero si supiera ser mi propia amiga, no estaría cerca tuyo. No iría a limpiar y ordenar tu casa como si fuera la mía, sólo para evitar a mi padre, que desde que tengo diecisiete años me agarra el culo de vez en cuando. Ese al que vos respetás. Ese por el que no me creés.

Tu nueva novia, la rastafari de mierda que levantaste de la calle, me odia. Cuando yo lavo los platos se tira a fumar su marihuana con las piernas abiertas y mira mi cuerpo. Me dijo, más de una vez, que mi pelo es un desastre, que no hay nada que hacer con él, que si quiero me presta una de sus boinas de colores. Lo dijo con tanta dulzura en su veneno que no pude mandarla a la mierda y cuando te conté, me dijiste que lo malentendí.

Es así de buena cogiendo, supongo. Pero no quiere saber nada conmigo. Ni yo con ella. Ni con vos. Antes vuelvo a los tipos, me corto las venas o sigo llorando todos los días hasta que se me pase. Ni casamiento, ni drogas, ni telos con vos. Y digo gracias, sabelo.

Profile

thecatintherye: (Default)
Lena

April 2016

S M T W T F S
     12
3456789
101112131415 16
17181920212223
24252627282930

Most Popular Tags

Style Credit

Expand Cut Tags

No cut tags
Page generated Jun. 28th, 2025 09:48 pm
Powered by Dreamwidth Studios