(no subject)

[thecatintherye]

Lo mejor para la bruja sería no conocer nunca la magnitud de su poder. Y también para nosotros.
Merlin (BBC)

Título: Pequeña invitación
Fandom:Black lagoon
Claim: Gretel x Rock, Revy, Dutch y Hansel.
Prompt:06.Inocencia.Tabla 30_deathfics .
Fragmento: Ella le extendía su mano y Rock quería tomarla. Olvidar lo que acababa de pasar detrás de la lejía en la que se sumergían sus recuerdos. Algo terrible, sin duda alguna.

 

Pequeña invitación

El sonido de las olas que chocan contra las rocas y luego se deslizan hacia la costa para lamer los pies de los reyes en la arena. Él, que no sabe qué le pegó ni cuándo, pero el dolor que experimentaba hasta hacía un rato se desvanece como el gato de Alicia. Y la predecesora de esta, en un cuento mucho más oscuro, con su vestido blanco y su sonrisa de chica inocente, que jamás rompería un plato aunque quizás se las ingeniaría para convertir los trozos de porcelana restantes en armas letales.

-Me alegra que vinieras, hermanito. ¿No te dije yo que un día saldríamos juntos y podría darte las gracias por ser tan bueno?-Esa sonrisa inquietante, que si se pronunciaba un poco más, parecía dibujada con un cuchillo encima de un trozo de madera que gritaba por cada astilla destrozada. Rock nunca sabía qué hacer: apretar a esa muchacha contra su pecho, acariciarle los largos cabellos plateados de la peluca que amenazaba volar por el viento marítimo y consolarla…o mantenerse clavado en su lugar. Porque bien sabía quién era esa muchacha, hermosa y terrible, que todavía se asomaba de cuando en cuando a sus pesadillas, si es que esta no era una.

-Él no puede quedarse por mucho tiempo más, Gretel.-El otro niño, tan andrógeno por debajo de sus ropas de varón destinado a ser enterrado prematuramente, con la mano encima del hombro de su hermana. Ambos estaban ligeramente bronceados por obra del sol y Rock encontró cierto al alivio al comprobar que de seguro llevaban una vida apacible en aquel lugar apartado durante la época (hacía frío y el mar parecía algo embravecido hacia adentro). Un par de cañas con muñecos pendiendo de los carretes los esperaban clavadas en la arena, con los hilos y la carnada augurando una cena interesante por la noche. Si, Rock lo imaginó perfectamente y se dijo que podría comer con ellos si lo invitaban, si se atrevía a obviar que eran asesinos de sus colegas y vaya a saber de cuántos seres humanos más. Y claro que lo invitaban. La niña, la dulce niña que se quedó dormida una vez bajo el cruel sol de otro mundo más desagradable que este, le había dicho que un día debían reunirse. Ella le extendía su mano y Rock quería tomarla. Olvidar lo que acababa de pasar detrás de la lejía en la que se sumergían sus recuerdos. Algo terrible, sin duda alguna.

El sonido de las balas cruzó el aire salado y apacible de aquel sueño plácido. Rock conocía bien ese ruido, que le helaba la espina. Y poco tardó en reconocer las pisadas sobre la arena que avanzaban en su dirección. Estaba muy ocupado observando los cuerpos teñidos de rojo que la marea bañaba, amenazando con llevárselos para siempre, si nadie los reclamaba, al menos primero con los ojos bañados en lágrimas. Ahora solo le quedaría ser enterrador improvisado.

-Venga, Rock, no seas idiota. Tú vienes con nosotros. ¡Nos hemos molestado en traerte, puto!

La luz del sol se limpió, cuajando en un blanco enfermizo que poco tenía que envidiarle a las cabelleras platinadas de los gemelos. Respiró la mezcla de medicamentos y piel enferma que flotaba en los hospitales. Un dejo de pólvora en el ambiente le recordó que estaba en Roanapour. Fue primero consciente del dolor de los puños de Revy, presionados contra su pecho vendado antes de recordar que le había entrado una bala allí mismo. La sonrisa del médico (sin licencia, seguramente y eso tenía más aspecto de refugio antibombas que de hospital, más allá de los instrumentos quirúrgicos y desinfectantes, además del suero pegado a su brazo. Se encontraba en un sofá, ni más ni menos) le hizo suponer que se descontaría una buena porción de su sueldo por los servicios requeridos, si es que Balalaika no pensaba con suficiente dulzura en aquel beso fugaz que tuvieron en ese por demás triste viaje a Tokyo, en el que terminó de descubrir que era hombre muerto y orgulloso de ello, en sus andares crepusculares.

Dutch estaba con la Revy furiosa, que si bien parecía contenta, también pudo asegurarse Rock que era una verdadera muestra de autocontrol y feminidad constructiva que no hubiera esperado a que él recobrara la consciencia para vaciarle el cargador en la torpe cabeza que le tocó. Sin embargo, en Dutch se notaba una mezcla de austeridad con amabilidad. Rock se preguntó si en su vida habría sonreído como aquella niña del sueño inquietante, con la misma inocencia de quien ha llegado a un límite lo suficientemente ajeno como para saltarlo con la piel desgarrada y aún en pie. Si acaso no se burlaba de él con carcajadas secas porque en el fondo lo respetaba y no se permitía respetar nada que no fuese un cheque y un contrato a cumplir para recibir el mismo.

-Alégrate, pendejo. Este chico guapo de allí dice que la palmaste por un minuto. Pero al menos le diste una lección al narcotraficante ese, ¿eh? Para ser la primera vez que manejas un arma al azar, no ha estado nada mal. Revy, allí tienes tu tercera mano.

Y Rock estuvo más avergonzado que orgulloso de oír eso. Realmente, de poder elegir, se habría dejado permanecer en la lejía para siempre.