Lena (
thecatintherye) wrote2011-12-23 10:49 pm
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(no subject)
Título:Descarga energética
Fandom:Original.
Claim:Indeterminados.
Rating:T.
Prompt:35.Porno.Tabla experta.Entredeslignes.
Fragmento:Lo peor no ha sido matarla. Disfrutaste del esfuerzo de sentir el peso del hacha bajando por encima de tu cabeza, cayendo hacia ella.
Sueñas con que llegue la Navidad, aunque aún está Julio maldito y chorreas sudor, delante del ordenador. Piensas en lo que le escribirás a todos esos amigos que tenías antes de hacerte mujer y que luego, poco a poco (pero casi simultáneamente, como si más que volver de Suiza, te hubieras presentado arrastrándote desde afuera de un ataúd cubierto de polvo, envuelto en una mortaja agusanada) se alejaron, pretextando tus ataques de humor a consecuencia de las hormonas y las nuevas costumbres que tu género (fruto de una operación costosísima) exigían que aprendieras a desempeñar ya no a oscuras, poseído por un sonrojo que te cubriera la cara mientras que te maquillabas con las manos temblorosas, temiendo con la piel erizada que alguien entrara a tu habitación sin tocar y te hallara en tacones, vestido como si te fueras al cabaret y no de cliente, precisamente.
Cómo mandarías las tarjetas de felicitación, como si no supieras que te desprecian y te tienen miedo. Que ya no serás el padrino de sus hijos (la madrina, mejor dicho) por mucho que hayan dicho que las cosas serían iguales pasara lo que pasara y que siempre te querrían, por lo buena persona que eras. Quién diría que cortarte lo que tenías entre las piernas acabaría con esas promesas vacuas. Casi te reirías de ti mismo por ser tan ingenuo, si no estuvieras ocupado secándote una lágrima mientras que terminas de pasar los informes a la empresa de tu difunto padre.
Fandom:Original.
Claim:Indeterminados.
Rating:T.
Prompt:35.Porno.Tabla experta.Entredeslignes.
Fragmento:Lo peor no ha sido matarla. Disfrutaste del esfuerzo de sentir el peso del hacha bajando por encima de tu cabeza, cayendo hacia ella.
Lo peor no ha sido matarla. Disfrutaste del esfuerzo de sentir el peso del hacha bajando por encima de tu cabeza, cayendo hacia ella, desmembrando el cuerpo que soñaste miles de veces con amar y que nunca te permitió tocar más que por encima de la ropa, a escondidas, temerosa de que cualquiera los viera.
Casi sonreíste cuando la sangre te salpicó la cara, contorsionada por el horror. Algo dentro tuyo se rompió antes de que sucumbiera. Era como si más que matarla, la hubieras violado y al transitar por las calles de la ciudad que los unió (ella vendiendo ropa en un escaparate, la vista posada en ninguna parte y tú anhelándola como se anhela con miedo una droga que mal administrada causa la muerte y en el mejor de los casos, el éxtasis supremo), tiemblas al pensar que la encontrarás dando vuelta en una esquina. Que correrá a abofetearte con la cara roja y lágrimas lloviendo de sus ojos color castaño crema. Que llamará a gritos a la policía.
Al ponerte el abrigo negro encima del traje, se cubrieron las manchas de sangre. Irías a la oficina en dos horas, pero has caminado cinco kilómetros desde las afueras donde la dejaste para que los pájaros le devoraran pornográficamente. Quieres café y que su aroma te envuelva otra vez. Llorarías pero no te parece adecuado hacerlo fuera del tribunal. ¿Se comerán primero sus pezones antes de que se pudran? Excitación. Más tarde, una visita al cabaret no estaría mal.
Casi sonreíste cuando la sangre te salpicó la cara, contorsionada por el horror. Algo dentro tuyo se rompió antes de que sucumbiera. Era como si más que matarla, la hubieras violado y al transitar por las calles de la ciudad que los unió (ella vendiendo ropa en un escaparate, la vista posada en ninguna parte y tú anhelándola como se anhela con miedo una droga que mal administrada causa la muerte y en el mejor de los casos, el éxtasis supremo), tiemblas al pensar que la encontrarás dando vuelta en una esquina. Que correrá a abofetearte con la cara roja y lágrimas lloviendo de sus ojos color castaño crema. Que llamará a gritos a la policía.
Al ponerte el abrigo negro encima del traje, se cubrieron las manchas de sangre. Irías a la oficina en dos horas, pero has caminado cinco kilómetros desde las afueras donde la dejaste para que los pájaros le devoraran pornográficamente. Quieres café y que su aroma te envuelva otra vez. Llorarías pero no te parece adecuado hacerlo fuera del tribunal. ¿Se comerán primero sus pezones antes de que se pudran? Excitación. Más tarde, una visita al cabaret no estaría mal.
Título:Y no dice nada
Fandom:Original.
Claim:Indeterminados.
Rating:T.
Prompt:49.Promesa.Tabla experta.Entredeslignes.
Fragmento:Ya no serás el padrino de sus hijos (la madrina, mejor dicho) por mucho que hayan dicho que las cosas serían iguales pasara lo que pasara.
Fandom:Original.
Claim:Indeterminados.
Rating:T.
Prompt:49.Promesa.Tabla experta.Entredeslignes.
Fragmento:Ya no serás el padrino de sus hijos (la madrina, mejor dicho) por mucho que hayan dicho que las cosas serían iguales pasara lo que pasara.
Sueñas con que llegue la Navidad, aunque aún está Julio maldito y chorreas sudor, delante del ordenador. Piensas en lo que le escribirás a todos esos amigos que tenías antes de hacerte mujer y que luego, poco a poco (pero casi simultáneamente, como si más que volver de Suiza, te hubieras presentado arrastrándote desde afuera de un ataúd cubierto de polvo, envuelto en una mortaja agusanada) se alejaron, pretextando tus ataques de humor a consecuencia de las hormonas y las nuevas costumbres que tu género (fruto de una operación costosísima) exigían que aprendieras a desempeñar ya no a oscuras, poseído por un sonrojo que te cubriera la cara mientras que te maquillabas con las manos temblorosas, temiendo con la piel erizada que alguien entrara a tu habitación sin tocar y te hallara en tacones, vestido como si te fueras al cabaret y no de cliente, precisamente.
Cómo mandarías las tarjetas de felicitación, como si no supieras que te desprecian y te tienen miedo. Que ya no serás el padrino de sus hijos (la madrina, mejor dicho) por mucho que hayan dicho que las cosas serían iguales pasara lo que pasara y que siempre te querrían, por lo buena persona que eras. Quién diría que cortarte lo que tenías entre las piernas acabaría con esas promesas vacuas. Casi te reirías de ti mismo por ser tan ingenuo, si no estuvieras ocupado secándote una lágrima mientras que terminas de pasar los informes a la empresa de tu difunto padre.